Iglesia Biblica de la Gracia Puebla
  • SERMONES
    • Sermones Generales
    • POR LIBRO >
      • ROMANOS
      • 1 TESALONICENSES
      • COLOSENSES
      • EFESIOS
      • 1 DE PEDRO
      • 1 CORINTIOS
    • SERIES POR TEMA >
      • La Salvación
      • La Santidad
      • Las Pruebas
      • Las Bienaventuranzas
      • La Familia >
        • La masculinidad y feminidad biblica
        • La Familia
        • El verdadero padre de familia
  • ESTUDIOS
    • FUNDAMENTOS DE LA FE
    • CONFERENCIA "LA SEGURIDAD DEL CRISTIANO".
  • BLOG
  • RECURSOS
    • Postales Cristianas
    • Libros
  • Nosotros
    • Declaración Doctrinal
    • Sobre la Membresía de la Iglesia
  • Gracia Abundante
  • Contacto
  • SERMONES
    • Sermones Generales
    • POR LIBRO >
      • ROMANOS
      • 1 TESALONICENSES
      • COLOSENSES
      • EFESIOS
      • 1 DE PEDRO
      • 1 CORINTIOS
    • SERIES POR TEMA >
      • La Salvación
      • La Santidad
      • Las Pruebas
      • Las Bienaventuranzas
      • La Familia >
        • La masculinidad y feminidad biblica
        • La Familia
        • El verdadero padre de familia
  • ESTUDIOS
    • FUNDAMENTOS DE LA FE
    • CONFERENCIA "LA SEGURIDAD DEL CRISTIANO".
  • BLOG
  • RECURSOS
    • Postales Cristianas
    • Libros
  • Nosotros
    • Declaración Doctrinal
    • Sobre la Membresía de la Iglesia
  • Gracia Abundante
  • Contacto

RECURSOS

DEL DOLOR AL CONSUELO: EL AMOR DE DIOS EN MEDIO DEL RECHAZO ECLESIAL

6/20/2025

0 Comentarios

 
El caminar cristiano no está exento de pruebas, luchas ni quebranto. Sin embargo, es también un camino lleno de consuelo, restauración y esperanza. Como iglesia, creemos firmemente que al compartir lo que Dios ha hecho en nuestras vidas, podemos animarnos unos a otros, fortalecer nuestra fe y recordar que no estamos solos en este peregrinaje.

Cada testimonio es único, pero todos tienen un mismo hilo conductor: la gracia de Dios manifestándose en medio del dolor, la confusión o la alegría. Nuestro anhelo es que, al leer estos relatos, el pueblo de Dios sea edificado, consolado y recordado de que Cristo sigue edificando Su iglesia. ​


Foto
Una hermana de nuestra congregación compartió su historia, marcada por el dolor del rechazo injusto, pero también por la restauración que sólo el evangelio puede producir:

“Durante mucho tiempo formé parte de una iglesia donde, con el tiempo, entendí que la enseñanza no era bíblica. Todo parecía estar en orden hasta que atravesé una situación difícil: se levantaron falsos testimonios en mi contra y se me acusó de algo que no había hecho. Traté de acercarme con humildad al pastor y a los hermanos para aclarar la situación, pero en lugar de recibir comprensión, fui rechazada progresivamente… hasta que finalmente fui expulsada de la congregación

“Me encontré cuestionando todo, incluso mi identidad como creyente.”
​

No fue una decisión que tomé yo, ni algo que busqué; simplemente un día me dijeron que ya no podía seguir asistiendo. Esto fue profundamente doloroso. Me encontré cuestionando todo, incluso mi identidad como creyente. Me preguntaba si realmente había fallado, si había causado división, si yo era la problemática. Pero por dentro sabía que no era así.

En ese momento, no conocía los principios bíblicos del proceso de exhortación que Jesús establece en Mateo 18:15-17, donde se nos llama a corregir en amor, buscando siempre la restauración antes que la separación. Hoy entiendo que una iglesia debe ejercer la disciplina de manera amorosa, justa y bíblica, y no como un mecanismo de exclusión arbitraria.

Estuve un tiempo sin congregarme. Me sentía herida, sola, sin rumbo. Incluso llegué a pensar que tal vez yo era una mala persona, que era mejor alejarme para no causar más “problemas”. Ya no quería acercarme a ninguna iglesia. Me dolía todo lo relacionado con la comunidad cristiana. 

He vuelto a experimentar el gozo del evangelio y el amor fraternal que tanto anhelaba.

Sé que no soy la única. Muchas personas han sido lastimadas por iglesias donde no se vive ni se aplica el evangelio. Algunas nunca regresan. Otras lo hacen, pero lo hacen temerosas, “marcadas”, cerradas a la comunión. Ya no confían, no quieren tener amistades, y se aíslan en medio del pueblo de Dios.

“Estamos llamados a algo más alto: a cuidar a nuestros hermanos, a hablar con verdad, a preservar la unidad y a proteger el corazón del débil.”

Por eso, como iglesia, como miembros del cuerpo de Cristo, estamos llamados a algo más alto: a cuidar a nuestros hermanos, a hablar con verdad, a preservar la unidad y a proteger el corazón del débil. Nuestra comunión no se basa en afinidades personales ni en juicios humanos, sino en Cristo y su obra redentora.

Mi oración es que la iglesia siga siendo un lugar de refugio para el cansado, un lugar donde el evangelio se viva y no solo se predique. 
Que cada uno de nosotros refleje la gracia que ha recibido, y que, con amor y verdad, recibamos a los que vienen heridos… como yo lo estuve alguna vez.”
​

​Pero en medio de mi confusión, el Señor no me soltó. Usó a mi ahora esposo para ayudarme a encontrar una iglesia con sana doctrina, la Iglesia Bíblica de la Gracia. Llegué con temor, sintiéndome culpable, sucia, como si hubiese cometido algo grave. Dudaba de mí misma, de mi valor y sobre todo del amor de los creyentes.

Sin embargo, el Señor me sorprendió. Desde el primer momento, algunos hermanos se acercaron a mí con paciencia, con amor y sin prejuicios. Poco a poco fui forjando amistades sinceras. Me sentí escuchada, acompañada y restaurada. 
“El Señor está cerca de los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu.”
– Salmo 34:18
Había nacido de nuevo antes de todo este doloroso proceso. Por eso, aunque la experiencia me llenó de preguntas y sufrimiento, puedo ver cómo Dios, en su soberanía, me libró de una iglesia legalista y me guió a un lugar donde su Palabra es predicada con fidelidad y donde la comunión se basa en el evangelio de la gracia. 

“La enseñanza fiel ha transformado mi vida y mi corazón. He vuelto a experimentar el gozo del evangelio y el amor fraternal que tanto anhelaba.”
​

Hoy doy gracias a Dios por la bendición de estar en una iglesia bíblica. Porque no se trata solo de asistir, sino de crecer, ser exhortada, ser animada, ser parte de un cuerpo donde Cristo es el centro. La enseñanza fiel ha transformado mi vida y mi corazón.
​“Con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.”
​

– Efesios 4:2-3
Foto

El testimonio que hemos leído nos recuerda una verdad fundamental: todos somos pecadores en proceso de santificación. Podemos fallar, herir o ser heridos, pero en Cristo hemos sido llamados a algo más alto: a vivir en unidad, en verdad y en amor.
“Sobre todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados.”
– 1 Pedro 4:8
Quizá tú que estás leyendo esto has pasado por una situación similar. Tal vez fuiste parte de una iglesia, de una comunidad, de un espacio espiritual donde en lugar de encontrar amor, hallaste juicio, rechazo o indiferencia. Tal vez tu herida fue tan profunda que decidiste alejarte… y aún no has vuelto. O puede ser que nunca hayas sido parte de una iglesia, pero sientas en tu corazón que necesitas algo más, una esperanza real, un lugar donde puedas ser restaurado.
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.”
– Mateo 11:28
Este testimonio no busca señalar culpables, sino mostrar que incluso en medio del dolor y la injusticia, Dios sigue obrando con gracia y verdad. Él no se olvida de los que sufren. Y aunque otros te hayan cerrado la puerta, el Señor mantiene la suya abierta.

También es necesario recordar que el verdadero amor no es pasivo. Nos llama a exhortar con sabiduría y humildad cuando vemos a un hermano o hermana en peligro espiritual. No por juicio, sino por amor. Y también debemos tener un corazón dispuesto a ser corregidos, sabiendo que Dios usa a su iglesia como instrumento para nuestra madurez.

Nuestro llamado no es a formar una comunidad perfecta, sino una comunidad redimida, donde se viva el evangelio con profundidad: perdonando, exhortando, animando y edificándonos unos a otros en amor.

Que este testimonio no solo nos conmueva, sino que también nos lleve a actuar, a amar con mayor intención, a cuidar mejor a nuestros hermanos, y a mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. Porque en esto conocerán que somos discípulos de Cristo: si nos amamos los unos a los otros.
“En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.” 
​– Juan 13:35

​A Dios sea toda la gloria.
0 Comentarios

Tu comentario se publicará después de su aprobación.


Deja una respuesta.

    Artículos

    Artículos para el crecimiento espiritual del cuerpo de Cristo.

    Archives

    Julio 2025
    Junio 2025
    Septiembre 2019
    Mayo 2018
    Abril 2018
    Marzo 2018
    Abril 2017
    Noviembre 2016
    Octubre 2016
    Septiembre 2016
    Agosto 2016
    Junio 2016
    Mayo 2016
    Abril 2016
    Marzo 2016
    Febrero 2016
    Enero 2016
    Marzo 2015
    Febrero 2015
    Diciembre 2014

    Categories

    Todo
    Falsos Maestros

    Canal RSS

Iglesia Bíblica de la Gracia Puebla

Horarios: Domingo 11:00 am

Todos los derechos reservados

Consulta nuestra:
Declaración Doctrinal