¿Cuán bien administra usted las posesiones de Dios?
Usted tiene que darse cuenta de que las cosas que posee no le pertenecen. Cuando usted se las confía a Dios, se hace libre. Entonces todo lo que usted tiene que hacer es administrar esas posesiones. Si usted tiene algo que alguien lo necesita más que usted, déselo. Ese es el espíritu de Hechos 2:44-45: “Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno”. Algunas personas no dan nada. Otras solo dan cantidades simbólicas. Ellos son los que ponen un par de dólares cada semana en el plato de la ofrenda. Por lo general los que dan tan poco es porque están gastando todo su dinero en posesiones terrenales. Eso es triste. Oro por ellos. Quiero que las personas den generosamente a fin de que puedan experimentar las bendiciones de Dios. Cuando el rey David quiso comprar una era con el fin de edificar un altar al Señor, el propietario se la ofreció gratis a David. A lo que él contestó: “No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada” (2 S. 24:24). Él quería ofrecerle a Dios una ofrenda valiosa, no algo simbólico. ¿Cuán dedicado está usted a dar? Un hombre me habló acerca de una iglesia que es la mitad de tamaño de la nuestra, no obstante, ellos ofrendad al Señor el doble de lo que nosotros recogemos. Él me preguntó: - ¿Cómo es eso? Yo respondí: - No lo sé. Si están ofrendando por motivos equivocados o lo están haciendo de forma legalista, sus ofrendas no tienen valor. Pero si están dando generosamente de todo corazón, eso es una gran bendición. No sé cuál es la respuesta para esa situación, pero sí sé una cosa: Muchos miembros en nuestra iglesia no están haciendo lo que debieran hacer cada semana. Primera Corintios 16:2 dice: “Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado”. El dar es una función de la iglesia. Tenemos que ofrendar no solo para sostener nuestra iglesia, sino para el avance del reino de Dios. Las iglesias no están para amasar fortunas. Debemos ser buenos mayordomos del dinero que Dios nos da para nuestro propio uso y dedicar el resto a alcanzar con el evangelio de Cristo a los que no lo conocen. Extraído del libro, “El Plan del Señor Para La Iglesia” escrito por el Pastor John MacArthur y publicado por Editorial Portavoz.
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Septiembre 2019
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