3. Evaluar la causa. Debemos de entender que no podemos llamar a ser perseguidos cuando somos homicidas, ladrones o malhechores y tambien cuando se refiere a que somos alborotadores y nos entremetemos en lo ajeno, pero debemos de estar confiados cuando por causa de Cristo verdaderamente padezcamos.
4. Encomendarnos a Dios. Aquellos que padecen por causa de la persecución en Cristo deben de encomendar sus almas al Fiel Creador que tiene cuidado de nosotros. 1 Pedro 4:14-19 Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado. Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno; pero si alguno padece como cristiano, no se averguence, sino glorifique a Dios por ello. Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios? Y: Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador? De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien. |
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